¡Feliz, dichosa y agradecida con Dios!
Nada me motiva más que aquellos que subestiman nuestra capacidad y voluntad de trabajo. Gracias a ustedes, araucanos, por primera vez en la historia, una mujer valiente de esta tierra llega a la mesa directiva del Congreso.
Gracias a ustedes, mujeres valientes y luchadoras, que se han convertido en mi inspiración y motivación. Hoy me privilegian con su cariño, y este reconocimiento lo recibo con el corazón. Gracias por no soltar mi mano cuando sentí que no tenía fuerzas.
¡Mujeres araucanas, a su lado escribimos una nueva historia!
