Al fin y al cabo, no son ellos quienes ponen los muertos; seguimos siendo los araucanos. Más familias de luto. Una vez más lo invita a que escuche a la gente que ha vivido aquí todos estos años de tragedia, que deje de engañarse a sí mismo creyendo que es el mesías, para luego victimizarse. ¡Presidente, piense en la gente que hoy vive más aterrorizada que nunca!.